Deslizaste una carta entre las manos
y sacaste del sombrero un mensaje
una intención contagiante de fraterna inquietud.
Escribiste sobre hormigas siguiendo una ruta,
de soldados ciegos paseando por un frente
una senda de tu distraída sobriedad.
El tiempo corrió mientras tarareabas como siempre
dibujando halos en nuestros pequeños rostros,
hasta que un día tu reloj dejó de girar.
Te imaginé y te ví con tus zapatos de charol,
con las insignias decorando tú blanco uniforme
mientras la orquesta naval un día como hoy te despide
©H. López G.
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